El procedimiento concursal y de segunda oportunidad es muy complejo y se deben cumplir multitud de requisitos para la finalización exitosa del proceso.Estas se inician con actos previos de preparación para la fase uno, denominada fase común, en la que se presenta la solicitud del concurso y se revisa toda la documentación y el juez nombra al administrador concursal, quien dirigirá el proceso concursal hasta la fase de conclusión. Es en esta primera etapa cuando se define la masa activa y la masa pasiva del concursado, es decir, lo que tiene y lo que debe. Además, se realizará la jerarquización de las deudas, para determinar qué acreedor cobrará primero. Cuando las empresas no tiene masa activa suficiente para afrontar los costes del propio concurso se concluye el concurso directamente y termina el proceso con la extinción de la sociedad, es lo que se conoce como concurso exprés.La segunda fase es la de convenio, en la que el administrador recibe propuestas de pago, tanto del deudor como de los acreedores, que puede incluir la quita de una parte de la deuda o el establecimiento de una fase de reestructuración del pago (moratoria). Cumplir el convenio garantiza la continuidad de la empresa.Si no se llega a un acuerdo, se debe proceder a la tercera fase, la liquidación. Una empresa es liquidada cuando su continuidad es considerada improcedente por el juez, por lo que se inicia la venta de sus activos para pagar la cantidad más cercana a la suma total de la deuda.El último paso del concurso de acreedores es la calificación, que ocurre cuando se depuran responsabilidades de los administradores de la empresa para que el juez lo considere fortuito o culpable.