La Asociación Europea de Componentes de Automóviles (Clepa) no descarta que los problemas continúen hasta bien entrado 2022

Los engranajes de la globalización pueden tardar en volver a girar como antaño. Los problemas en las cadenas de suministro por la explosión de la demanda global que ha seguido a los confinamientos se han convertido en un molesto dolor de cabeza para los sectores que necesitan integrar chips en sus productos. Y la industria del automóvil es una de las más dependientes: según un informe de la Asociación Europea de Proveedores de Automóviles (Clepa), su carencia ha retrasado ya la fabricación de 500.000 coches en todo el mundo y algunas marcas han anunciado recortes de producción ligados a este motivo, como es el caso de Ford en su planta de Almussafes (Valencia).

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