La era del excepcionalismo tecnológico, macerado por una pandemia que confinó a millones de personas e instauró el teletrabajo como fórmula laboral, flirtea de nuevo con un potencial ocaso. Si bien la sangre no llega aún al río, con el Nasdaq cotizando 26 veces los beneficios previstos a 12 meses, son varios los clavos que amenazan con frenar su brío.

“El desplome de los valores de la nueva economía en relación con los de la antigua recuerda a la evolución de los precios tras la burbuja de 2000-2001; la subida de las FAAMG se ve obstaculizada por el posicionamiento y la valoración”, señala David A. Jones, estratega de Bank of America Securities.

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